Felicita a las escuelas católicas por su sensibilidad con el Pacto Educativo Global
El cardenal Omella nos anima a hacer una antropología de la reciprocidad
El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, participó en la Jornada nacional sobre el Pacto Educativo Global convocada por Escuelas Católicas el 25 de enero de 2022. En ella se dieron cita on-line cerca de 600 personas, representantes de centros educativos que se han sumado a la iniciativa “Juntos somos Luz”.
El cardenal arzobispo de Barcelona comenzó su intervención felicitando a las escuelas católicas por su trabajo y por haber acogido “con sensibilidad” la llamada del papa Francisco para hacer realidad el Pacto Educativo Global.
Animó a los presentes a seguir trabajando las cinco áreas que se han propuesto (dignidad y derechos humanos, paz y ciudadanía, tecnología y ecología integral, fraternidad y cooperación y cultura y religiones), e incluso a ir más allá y sumar las que propone la Congregación para la Educación Católica: la mística de la convivencia, el área de la educación, la fraternidad y la paz, la egolatría, los recursos positivos en Internet, la educación al silencio, la cultura del descarte, el pensamiento de unidad, inquietud de la investigación, revolución de la ternura y ciudadanía ecológica.
Todos estos ámbitos, en opinión del cardenal Omella, hay que seguir trabajándolos para lograr una educación integral de las personas, desde una “antropología de la reciprocidad, del diálogo, de la relación”, e instó a la colaboración con alumnos de la escuela pública, en la línea que se está trabajando desde Scholas Occurrentes, de tal manera que nos abramos a un conocimiento mayor de las personas, de las religiones, de la cultura y de tantos ámbitos que a veces nos separan. “Abramos el corazón y nuestra cabeza, y nuestras actividades a todos los centros que están a nuestro alrededor”, subrayó.
En este sentido, les alentó también a contagiar a los demás con el trabajo que se está haciendo desde las escuelas católicas, con el fin de lograr integrarnos todos en una reflexión de sinodalidad, de fraternidad, de caminar juntos, “incluso con aquellos que nos piensan como nosotros o que no creen en lo mismo que nosotros”.
“Comprometidos con la cultura del encuentro”
En la jornada participaron también el secretario general de la Oficina Internacional de la Educación Católica (OIEC), Phillipe Richard; la presidenta de Escuelas Católicas, Ana María Sánchez; el secretario general, Pedro Huerta, la directora del Departamento de Pastoral, Dolors García y, como ponente, Montserrat del Pozo, superiora general de las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret.
Para Phillipe Richard el Pacto Mundial por la Educación no es solo “una palabra piadosa”, sino un llamamiento a nuestras escuelas, a nuestras comunidades educativas, y a todas las personas y organizaciones que intervienen en el servicio educativo. “Se trata -explicó- de una llamada radical, como las llamadas de Cristo Jesús, cuando se dirige a los apóstoles pidiéndoles que dejen sus redes y lo sigan”, respecto a cuestiones existenciales: pobreza y profundas desigualdades entre personas y pueblos, flujos migratorios, comunitarismo, individualismo, positivismo, catástrofe ecológica, violencia política, conflictos, etc.
Por su parte, Ana María Sánchez subrayó que el Pacto Educativo Global no es, ni puede serlo, un proyecto más, “es algo que nos va a cambiar la vida, que nos a conectar de corazón a corazón”. Para la Presidenta de EC este momento nos invita a aprender a mirar al mundo de otra manera, a mirarnos de otra forma, a cambiar nuestras relaciones para hacernos más cercanos. “Es un momento muy bonito para la educación. Sigamos soñando a lo grande”, dijo.
Pedro Huerta, secretario general de EC, tuvo palabras de agradecimiento para los centros que se han sumando a la iniciativa “Juntos somos Luz” y que son reflejo del compromiso de la escuela católicas con la “cultura del encuentro”. En esta línea indicó que nuestras escuelas deben sembrar esperanza, interactuar, trabajar con otros, implicarse, hacerse fuertes en las debilidades… y, en definitiva, ser escuelas abiertas, en camino, en proceso de encuentro.